El bullying.
Para hablar acerca del bullying de
antaño y compararlo con el de ahora, no voy a utilizar referencias históricas
escritas por algún otro reconocido autor, sino que voy a narrar las propias
anécdotas, aventuras e historietas de mi barrio de la infancia en Ciudad Bolívar,
Venezuela, donde podre exponer mis propias experiencias y las que vi de otros
de mí misma época.
Como todo se inicio en el barrio Las
Campinas de Ciudad Bolívar, a inicios de los anos 1960, le doy simplemente el título
de “LAS CAMPINAS” a esta narración, pero lo que quiero es contar como los
niños, o carajitos como les decían entonces popularmente, arreglaban entre
ellos sus peos o conflictos infantiles, que ahora llaman bullying.
Aunque tengo respecto al bullying
mucho conocimiento teórico y académico, por causa de mi profesión de abogado
con especialidad en Derecho de Familia y del Nino, y así mismo debido a que
enfoque mis estudios de maestría y doctorado en los problemas de la niñez y
adolescencia, no me voy a lanzar por el lado académico en este caso, sino por
las historietas y anécdotas populares de mi propia niñez y adolescencia, por
haber vivido en carne propia lo que este tema significa, y porque vi de primera
mano los casos que me rodearon en mi propia generación.
Sin embargo, utilizare dichas
historietas y anécdotas como un simple ejemplo de como eran las cosas entonces
en ese tema, y luego poder compararlas con el bullying actual, y hacer
oportunamente los análisis jurídicos, sociológicos o filosóficos que se me
vayan ocurriendo.
Tampoco pretendo decir que lo de
antes era mejor, o que ahora es peor; no es una añoranza de tiempos pasados lo
que pretendo hacer, ni una denuncia de lo anterior o lo de ahora; tampoco
pretendo exponer a nadie al desprecio o al odio público, sino narrar con el fin
de comparar.
Que narro parte de mi propia vida y
la de la gente que me rodeaba, es verdad, que alguien puede molestarse o
arrecharse por lo que digo, es verdad; pero así son las cosas, y en esta época
de la internet y las redes sociales todo el mundo quiere contar su versión o
visión del mundo y echar sus cuentos, y yo no soy la excepción. El que tenga
otra versión, que la eche y yo estaré encantado de leerla.
LAS CAMPIÑAS.
Esta historieta discurre en uno de
los barrios marginales de Ciudad Bolívar, Estado Bolívar, al sur de Venezuela, en
un extraño sector ubicado en un filete de tierra rustica y montaraz de forma
triangular, perdido entre lo que sobro más allá de la Calle San Simón, que era
la última calle asfaltada al Este del grande y populoso Barrio La Sabanita de Ciudad Bolívar, calle que se
paseaba discretamente por detrás de la muy ilustre Universidad de Oriente, y subía
hacia el Sur de la ciudad, bordeando los pintorescos Farallones que ahuecan
grotescamente el paisaje, hasta llegar al sector de Agosto Méndez o Las Casitas,
y de allí se regresaba por otro lado y con otros nombres.
Hasta ese sector de Agosto Méndez
(también llamada Loa Aceiticos y Las Casitas[1]
[2]),
llegaba La Sabanita en esas épocas, cuando corrían muy aceleradamente los años
1950 y 60 hacia los 70, como un barrio obrero con pretensiones de clase media recién
vestida, construido alrededor de los mismos farallones por donde parecía querer
entrar dificultosamente el progreso, todo ello estimulado por el naciente
crecimiento industrial de la muy novedosa Ciudad Guayana, ubicada entre Puerto
Ordaz y San Félix, como a cien kilómetros de distancia de Ciudad Bolívar, que
reclamaba su cuota de sangre obrera en esta pequeña ciudad y también por allí en
el mismo límite de La Sabanita, amenazando subir incluso más allá de lo que hasta
ese momento solo era monte y culebra.
Así pues, se veía imponente esa “urbanización”
que iba creciendo encima y mas allá de los farallones, con futura escuela y
hasta parques infantiles, dispensario médico, mercadito o casi centro
comercial, calles asfaltadas, casitas planificadas para una naciente y bien
orgullosa población obrera, que comenzaba a ser casi pudiente, con transporte
colectivo y hasta un Liceo que se pensaba para sus cercanías, con planes además
para una zona industrial, cine y hasta futuros apartamentos cercanos en los
alrededores, en la zona de influencia de la futura casa sindical Augusto Malavé
Villalba [3].
¡¡Era la tierra prometida para el progreso de los marginales angostureños!!
Pero, mientras tanto, por allá abajo
en los farallones y al norte de esa zona prometida, se hundía todavía
tercamente el atraso en la cuchilla triangular de Las Campiñas, con su
marginalidad, pobreza, miseria y vergüenza social, que se había venido expandiendo
e infestando soterradamente entre la calle San Simón y las orillas del rio San
Rafael, ocupando los bajos fondos de los
farallones y el cauce a veces seco del rio, y a veces torrencial hasta llenarlo
todo y desbordarse tanto de agua como de gente por todas partes, invadiendo las propias
orillas a veces secas del rio San Rafael
y subiendo por los farallones, contrariando y humillando el progreso que florecía
orgullosamente por allá arriba en la muy pretenciosa urbanización obrera de Agosto
Méndez, alias Los Aceiticos.
Este triangulo de Las Campiñas que
se tragaba todo desde dentro de los farallones, quedaba entonces limitado así,
al norte y oeste por la calle San Simón,
naciendo cerquita de la Escuela de Cursos Básicos del Núcleo de la Universidad
de Oriente; al Este por el cauce del rio San Rafael, abriéndose como un abanico hacia el sur por
debajo de los farallones y hasta chocar con sus paredes por el Sur y el Oeste,
chocando de frente con los farallones
que están por debajo de Agosto Méndez, quedando allí abruptamente atrapado y
siempre buscando subir para invadir sus alrededores como se pueda.
En esa época no se trataba de ningún
barrio o comunidad organizada, sino más bien una parte más del ensanche
desordenado de La Sabanita, de la cual afirma el ya citado Cronista de La
Ciudad Américo Fernández, que comenzó con la enérgica crecida del Rio Orinoco
en 1947, que expropio a los habitantes de las zonas aledañas al rio y los lanzo
a las zonas más altas de la ciudad, precisamente hacia ese nuevo sector de La
Sabanita y otros más antiguos, como La Mariquita, en los alrededores de la
actual Vista Hermosa[4].
Ese hecho hizo que mucha gente ocupara cualquier espacio que pareciera
disponible y no estuviera oficialmente propiedad de nadie, y eso fue lo que
paso con los fondos de los farallones y orillas del rio San Rafael.
Sin embargo, lo que actualmente se
llama Comunidad La Campiña de Ciudad Bolívar[5],
muestra otros límites y otra fecha de
fundación, a partir de 1969, otorgando su lado norte a la Avenida Nueva
Granada, la cual en realidad no existía cuando comenzó esta especie de barrio,
pues la misma, junto con el Puente Las Campiñas, que cruza el rio San Rafael
hacia el sector Negro Primero (antes parte de La Mariquita), ni siquiera existían.
Mas aun, ni siquiera había población hacia ese otro lado de donde está
actualmente la Avenida Nueva Granada, sino que había fundos de algunas personas
que criaban animales y sembraban en las zonas cercanas al rio, y lo más famoso
que había por allí, al otro lado del rio, era el Bar o antro de prostitutas
llamado El Trocadero.
Propiamente, lo que se llamaba Las
Campinas en esa época, era la calle que bajaba desde la Calle San Simón, en su
intersección con la Calle Las Flores de la Sabanita, la que venía desde la
Vuelta del Cacho y pasaba por el Cine Guayana y moría allí en la Calle San Simón.
Pero a un lado de una bodeguita de víveres que llamaban “Bodega Don Arturo”, salía
una callecita que se metía hacia el monte e iba hasta una especie de peladero
donde los muchachos jugaban caimaneras de beisbol, ubicada al frente del
entonces Comedor de Las Campinas, una vieja casona colonial donde misioneros
católicos ensenaban el catecismo y daban una comida de desayuno a los niños del
lugar, a la que le decían “La casa de tejas”.
Entonces, desde ese peladero, que
era como el centro social del lugar, salía otra calle, vereda o camino, con una
gran bajada que se desbarrancaba hacia las zonas bajas de los farallones, que
era la que llamaban Calle Las Campiñas, con terrenos a ambos lados y casitas
que llegaban justamente hasta lo que ahora es la avenida Nueva Granada, donde
habían subidas hacia el este y oeste por
los farallones, por donde se llegaba, trepando los barrancos, por el
oeste hasta la calle San Simón, y por el
este hacia el sector Negro Primero (antes llamado La Mariquita), que llevaba
hacia El Trocadero y de allí hacia el Estadio Heres. Esta era una vereda en los
barrancos, ni siquiera una calle, y mucho menos una avenida, y hasta allí
llegaba la calle Las Campiñas.
Esta historieta nace precisamente de
los grupos de niños, muchachos y gente de toda clase que se reunía en el peladero
frente al comedor infantil de los curas, que llamaban la Casa de Tejas, donde
jugaban partidos de beisbol, se hacían royas de trompo, competencias de metras
o pichas de cristal, se daban las peleas entre chicos aberracados por
enemistades infantiles, se enamoraba a las muchachas, se peleaba por ellas, se
formaban amistades y alianzas entre grupos de amigos, se organizaban bandas de
ladrones y zagaletones de todas las edades, en fin, se construía la comunidad,
para bien o para mal.
Esta es más bien el conjunto de historietas
que se generaban alrededor de la anterior incipiente comunidad, de pequeños
zagaletones y malandritos del lugar y demás personas, que a estas alturas ya son
ancianos o están bien muertos, y a través de ellos vamos a dar bastantes vueltas
por todos esos montes, ríos, barrancos y lugares, prosperando y decayendo con
los devenires individuales, de la ciudad y del país, y veremos unos cuantos
ejemplos del bullying y como se arreglaba eso esa época sin leyes escritas que
lo previeran.
En lo que a mí respecta, como
estudioso con ínfulas de académico, se trata de un intento de escrito de
historia local de ese sector, amenizado como historieta autobiográfica, pues se
basa fundamentalmente en mis propias vivencias, por haber nacido y vivido mis
primeros años de infancia y juventud en ese sector y sus alrededores, y allí
resolví mis propios entuertos de bullying.
[1] Américo Fernández (Cronista
de Ciudad Bolívar), El barrio La Sabanita, artículo publicado en su blog de
internet Crónicas Angosturena, de fecha 25 de febrero de 2013, disponible en http://cronicasangostureas.blogspot.com/2013/02/el-barrio-la-sabanita.html
[2] Américo Fernández, La
Sabanita de Ciudad Bolívar, articulo de fecha 6 de agosto de 2012, disponible
en http://cronicasangostureas.blogspot.com/2012/08/la-sabanita-de-ciudad-bolivar.html
[3] Américo Fernández. Los 25 años
del Barrio “La Sabanita”, articulo de prensa publicado el 27 de marzo de 1968
por el periodista y cronista de; a ciudad Américo Fernández, y recogido en su
Blog de internet en fecha 24 de diciembre de 2015, disponible en http://ciudadbolivar1967.blogspot.com/2015/12/los-25-anos-del-barrio-la-sabanita.html
[4] Luis Pereda. Historia del Sector La
Mariquita de Ciudad Bolívar, sin fecha, disponible en https://www.monografias.com/trabajos98/historia-del-sector-mariquita-de-ciudad-bolivar/historia-del-sector-mariquita-de-ciudad-bolivar.shtml
[5] Carlos Roger Cardier, Organización
de la Comunidad de “La Campiña” de Ciudad Bolívar ante riesgos naturales, Puerto
Ordaz, julio de 2008, disponible en https://www.monografias.com/trabajos82/organizacion-comunidad-campina/organizacion-comunidad-campina2.shtml
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